18 marzo 2009

A las 20hs en el Cine Club / España 401

HACE MUCHO QUE TE QUIERO (Francia, 2008)
Dirección: Philippe Claudel - Int.: Kristin Scott Thomas, Elsa Zylberstein. Premio Cesar 2009, Mejor Opera Prima. Premio BAFTA 2009, Mejor Película de habla no inglesa. Premio Mejor Actriz, European Film Awards 2008. Premio del Jurado Ecuménico, Festival de Berlín 2008.
PRE-ESTRENO
Viendo “Hace mucho que te quiero”, uno puede pensar que se encuentra ante un director curtido tras una larga trayectoria cinematográfica, y sin embargo se trata de la ópera prima de Philippe Claudel. De lo que no cabe duda es que nos hallamos ante un gran narrador de historias, alguien que construye sus personajes a partir de los matices y de una contención dramática que los hace próximos al espectador, un buen conocedor del corazón del hombre y de lo que la vida y la sociedad le pueden deparar. Por eso, su debut respira humanismo y autenticidad, dureza emocional y a la vez delicada sensibilidad, y también la capacidad de poner en imágenes interesantes reflexiones sobre el dolor y la libertad interior, sobre la necesidad de abrir el alma para recuperar la vida, o sobre los límites del amor y los peligros de la soledad. Son muchos los temas tratados, siempre con sutilidad y sin excesos, en una trama equilibrada y que no se hace nada pesada, con un Claudel que dosifica perfectamente la información sobre la protagonista, y que sabe abrir ventanas de oxígeno y esperanza a una situación de enorme tensión emocional.
Claudel nos cuenta la historia de Juliette, quién sale de la cárcel después de quince años, tras haber perdido a su hijo, abandonada por su marido y rechazada por sus padres. A través de los servicios sociales, su hermana pequeña Léa es quien la acoge en su casa, en un intento de recuperarla para la vida familiar, laboral y social. Pero el principal escollo para esta reinserción está en la cabeza de esta fémina atribulada, pues sigue encerrada en el recuerdo del pasado como si de una cárcel se tratara, cautiva en un silencio seco y cortante con el firme rechazo a volver a creer en el amor.
Si el guión es extraordinario, también lo son las interpretaciones de Elsa Zylberstein y especialmente de Kristin Scott Thomas, quien sostiene el film de principio a fin, a veces sólo con su presencia y mirada. A pesar de ser su primer trabajo, el realizador demuestra sensibilidad artística con una precisa planificación, que sabe escoger primerísimos planos de objetos o rostros, alejarse y seguir a sus personajes con un toque de dinamismo y modernidad, o acompañarlos con elaborados planos secuencia a lo largo de la casa o el museo.

Cinta de cuidada factura y numerosas referencias literarias, artísticas y cinematográficas —Racine, Dostoievski, Rohmer— que hablan del hombre y de su drama existencial, con personajes encerrados entre rejas, en el marco de un cuadro, en su propio mundo de culpa, o en una mente enferma de Alzheimer; con algunos muertos físicos, y otros más morales o emocionales; con unas situaciones idílicas y matrimonios o amigos ejemplares, y otras más trágicas en lo personal o familiar. Hay de todo, como en la vida, en un equilibrio exquisito y bien urdido, con historias cuyo pasado se va poco a poco vislumbrando y donde una palabra oportuna se abre paso en el silencio… en su intento por recuperar la vida y la felicidad.

Por Julio Rodríguez Chico, La Butaca.net, 25/9/2008.

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