31 marzo 2009

El Olimpo argentino se va recomponiendo de viejos dioses. Así, un día volvió Diego. Repentinamente, Charly también volvió. Uno, hecho un demonio, el otro…dejate de joder. (La cagada es que también volvieron el dengue, los cortes de ruta, los paros docentes, etc). En el caso de Charly la cosa parece hacer sido más improvisada, una propia ocurrencia pasajera que sus amigotes apoyaron en este difícil trance. Fue frente a la basílica de Luján, acompañado por el trío The Prostitution (Kiushe Hayashida en guitarra y coros, Tonio Silva Peña en batería y Carlos González en bajo) y el infaltable Fabián "Zorrito" Quintiero, quien lo secundó en los teclados. O sea, un regreso típicamente argentino: paisaje provinciano-gauchesco y rockeros chilenos, Iglesia y cabezas, vírgenes y prostitución, Dioses y pobres diablos. Ah, y una bandera muy Lennon que decía: “La paz es posible, si usted quiere”, firmada por Charly. ¿Acaso una síntesis de su momento personal?
Diez meses de recuperación, unas mil personas y siete canciones: Demoliendo hoteles, Promesas sobre el bidet, No me dejan salir, Cerca de la revolución, Influencia, y No voy en tren, para cerrar el mini recital de media hora con su versión del Himno nacional argentino, no sin antes agradecer a la ciudad de Luján. Todo un himno del corazón. Y, otra vez, Iglesia, himno y rock n’ roll unidos en el regreso de un grande, en una nueva epopeya nacional de un Popeye sin espinacas pero gordito, con su veinteañera Olivia cerca. Aunque, a decir verdad, Charly se parecía un poco a Nicolino Roche y sus Pasteros Verdes: ¡Música para pastillas!
Está bueno la inesperada aparición de García haya surgido de su propia iniciativa, tal vez cansado por el encierro que sentía de tanto ir de la cama al living. Pero quizás sus amigos lo alentaron demasiado. Y estaría bueno que no haya sido sólo por esa extraña necesidad de aparecer en público que tienen las estrellas que se estrellan (y todos aquellos que necesitan imperiosamente que eso suceda). No puede afirmarse, como muchos auguran, que García esté para canciones de jirafas, sobre todo cuando parece estar más preocupado por la gracia divina. Pero Elvis está vivo, y eso es lo que repite hasta el cansancio su amigo Ramón “Palito” Ortega. Tampoco vale la pena juzgar como cantó, pero sin duda no come con palitos.
En la estancia “Mi Negrita”, a Charly el corazón le grita. Por eso ya está componiendo junto a The Prostitution. Y Ramón (Ortega), “el músico ligero”, está detrás de todas estas operaciones…Ojalá Palito no esté también detrás del regreso oficial de Eduardo Duhalde a la esfera política nacional (a quien acompañó en una fórmula presidencial en tiempos de “El Aguante”). Ese es otro pez gordo como Charly, caprichoso por los “chiches”, que siempre necesita del cariño de “su público” y de sus fieles “compañeros” de orquesta, además de ser un explícito agradecido a Dios.
Por suerte el músico, que apareció con lentes, no armó una movida de regreso+marketing=hits viejos como en éste país ya hicieron varios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Calamaro hizo todo lo contrario.. en cambio Charly es el más grande de todos. Tuvo los huevos para subirse al escenario

Bruno dijo...

grande Pablo!!
nos vemos x berlin o x ahi!!
saludos
Bruno