A las 22 hs. SCANNERS (Canadá, 1981)
Dirección: David Cronenberg
Scanners es un film que contiene la ideagénesis de la obra de Cronenberg: la contextualización del poder, su significación física contrapuesta a la significación moral. En toda su obra los héroes son criaturas sometidas a poderes externos o subyacentes, donde las fortalezas son debilidades y la supervivencia es la normalización de un constante desorden entre mente y cuerpo. Estos desórdenes tienen que ver con las distracciones ontológicas de la sumisión, el dominio y la propagación —sea ésta reproducción sexual o asexuada, reproducción de imágenes, mundos o personas—. La cordura es un bien valioso y escaso, prácticamente una abstracción de la psiquis. En el mundo de Cronenberg abundan los demiurgos, las dualidades y el sustrato gnóstico de la reflexión sobre mente y materia, carne y espíritu. De algo estamos seguros: los mundos de Cronenberg son más amplios de lo que alcanzamos a ver en la pantalla, nos quedamos con la certeza de haber asistido a algunos de los fuera de campos más fascinantes del cine actual. Scanners es cine fantástico hasta el nivel celular. El mundo "real", el que el héroe Cameron Vale (Stephen Lack) transita en su busca de sociedades secretas de scanners, es una construcción aséptica, una argamasa inconclusa para soportar los movimientos calculados de la sociedad liberal que lo opera.
El Dr. Ruth busca su discípulo número 237, para formarlo, iniciarlo y reconstituir un nuevo orden mundial, donde los scanners vivan con conceptos morales humanos. No es consciente que sus acciones y efectos no previstos han sido aprovechados y conducidos por su Caín y Némesis, Darryl Revok (Michael Ironside), quien a su vez ha sido "adiestrado" por un ser aún más oscuro: Braedon Keller (o sea killer), para, también cambiar la moralidad que rija al mundo. Esta espiral de poder, es lo que Cronenberg muestra como una serie de círculos concéntricos que se van hundiendo, hacia adentro (scanners entrando en mentes, sistemas nerviosos, redes de computadoras) y hacia fuera (laboratorios, organizaciones multinacionales, sistemas médicos, de defensa, ejércitos privados, seguridad nacional). Ese ir y venir, esa suerte de evolución e involución, o desaparecer y devenir como hará finalmente Cameron Vale, como serpiente que se muerde la cola, como un uroboros invertido, malvado e insaciable, que es parte de un único organismo que se alimenta de sí mismo, es un círculo vicioso que refleja la visión política de Cronenberg, y que pone en claro otro de los temas Cronenbergianos: el descontrol. El liberalismo caníbal se devora los humanos para hacer crecer esos círculos, lo mismo pretenden hacer con los scanners. A su vez los scanners pueden romperlos, pero alterando el orden moral. Cameron Vale —que se pronuncia como veil : velo, otra referencia al orientalismo—, tratará de romper esos círculos.
Por Juan E. Lagorio - Miradas de Cine Nº 45. Dic. 2005.
23 octubre 2007
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