A las 22 hs.
FELICIDAD (EE.UU., 1998)
Dirección: Todd SOLONDZ - Int.: Philip Seymour Hoffman, Lara Boyle.
Hay películas (demagógicas o no) que están pensadas para gustar y hay otras (sensacionalistas o no) hechas para conmover. "Felicidad", segundo film de Todd Solondz ("Mi vida es mi vida"), no sólo se ubica claramente dentro del segundo grupo, sino que aparece como una de las propuestas más corrosivas, provocativas y hasta revulsivas que el cine independiente norteamericano haya entregado en mucho tiempo.
Pocas veces una (aparente) comedia familiar retrató de manera tan descarnada las miserias y el patetismo de la clase media estadounidense, en este caso a través de las desventuras de una veintena de personajes que conviven en un suburbio de Nueva Jersey.
Así como lo hacen los anuncios publicitarios locales de "Felicidad" (película que fue objeto de una dura campaña de censura comercial en los Estados Unidos), hay que advertir al público más sensible e impresionable que Solondz no ahorra imágenes descarnadas, shockeantes, explícitas, a la hora de reflejar los desencantos emocionales de sus personajes.
Este realizador parece refutar a aquellos cinéfilos que sostienen que hay ciertas cosas que no se filman (como un niño masturbándose) y decide mostrar las cosas realmente como son. Por eso, más allá de tratarse de una gran película -divertida y despiadada a la vez-, "Felicidad" está dirigida a un público abierto, capaz de aceptar que un director quiebre ciertos tabúes morales para poder sumergirse en perversiones sexuales tales como la pedofilia.
En este sentido, Solondz descubre como pocos las contradicciones y vulnerabilidades extremas de estos perdedores que intentan acomodarse como pueden dentro de ese imperio de la hipocresía en el que se ha convertido el tan mentado sueño americano que alguna vez les prometieron. Y lo hace de una manera tan contundente y creíble que resulta aterrador ver cómo estos personajes son capaces de decirse las cosas más terribles con una sonrisa dibujada en el rostro.
Film coral sobre la incomunicación, la agresión, la búsqueda del amor, la crisis de la familia, las pequeñas solidaridades y las grandes envidias que imperan en estos tiempos, "Felicidad" resulta una obra poderosa, tonificante, que hace gala de una enorme libertad formal y temática para adentrarse en esa intimidad a veces tan cruel y decadente de aquellos que conforman la otra cara de la sociedad estadounidense.
Con el aporte de un excelente equipo técnico y actoral, el políticamente incorrectísimo Solondz entrega una fábula tragicómica, incómoda, una pintura por momentos escalofriante y sobrecogedora, que Hollywood se encargó de castigar económicamente impidiendo prácticamente su llegada a los cines norteamericanos. Las osadías artísticas que apuntan a desentrañar las verdades más dolorosas, se sabe, tienen un precio que suele ser muy alto.
Por Diego Batlle, La Nación, 9/9/1999.
02 octubre 2007
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