03 agosto 2008

La columna del Domingo

Capítulo XVII - Demasiado poco compromiso

Me traen un plato de ñoquis y una botella de 350ml. En el diario, que está sobre la mesa, se lee que quieren identificar a quienes repudiaron violentamente la aprobación del aumento en la tarifa del boleto el otro día en el concejo. La brutalidad puede venir también de un mal consejo discursivo: “Este año no volveremos a tocar la tarifa del transporte”, tira el Intendente como para inquirir calmar aguas ya hervidas. Algunos salen a decir que podrían haber optado por aumentar el parquímetro, otros observaron la política con los empleados públicos, “así el precio de los taxis aumentaría” y hasta los informados, quienes advierten, sobre un supuesto estudio del gobierno para subir paulatinamente las tarifas de la luz y del agua. Demasiado vacío.
Terminé rápido de almorzar, no era tan abundante. El inquietante mozo se me acerca, con un movimiento de cejas y una inclinación corporal hacia la derecha demuestro que le voy a pagar, susurra algo que no llego a escuchar. Ya sin indicios, repregunto con palabras notando mi voz demasiado rasposa. "Son $20", responde sin ojeras en su rostro. Sorprendido, le doy ese billete de Juan Manuel de Rosas que me quedaba en la billetera. Demasiado caro.
Igual, voy a dejarle una moneda porque últimamente me persigo con que los mozos maldicen a los que se van sin propinear. El silencio del añejo bar se rompe con "¡una cochera mensual ahora, 300 mangos!", discuten -café mediante- en una mesa alejada de mi ventana. Hay demasiada demanda por todos lados. Veo como que socialmente buscamos hacer plata lo antes posible a costa de lo que realmente necesitamos.


Txt: Quintín Palma

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