El barroquista Rubén Baldemar: "Constructor de artificios", el subtítulo del recorrido por la obra del rosarino, que murió en 2005 cuando volvía de un largo silencio. Esta nueva muestra podrá verse en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino (Bv. Oroño y Av. Pellegrini) hasta el 31 de mayo.
Es curada por Carolina Landoni y Norma Rojas, quien además restauró las obras junto con un antiguo discípulo de Baldemar: el pintor Mario Godoy.
Retornan al museo las entrañables piezas que compusieron allí mismo en 1992 su exposición titulada Judith y Holofernes: una maja goyesca plegable, un Fragonard devenido en repisa pequebú, el Narciso del Caravaggio atrapado en una fuente de falso mármol o una femme fatale de Klimt gozando de una abstracción de Jasper Johns que generosamente se le abre con un cierre relámpago de madera.
En una serie de 2001 que alude a "Mutt" (el seudónimo con que Marcel Duchamp firmó su famoso ready made del mingitorio a comienzos del siglo XX) se cruzan la irreverencia del arte de vanguardia con insinuaciones a la cultura gay de las "teteras". "Tú y yo" es el título de una de esas esculturas diminutas, donde dos mingitorios posan espalda contra espalda. En un libro objeto de diez años antes, pequeño y delicado como un misal, textos extractados de "El dolor", de Marguerite Duras alternan con pasajes de "Duelo y Melancolía", de Sigmund Freud. El objeto pequeño, amorosamente esculpido y policromado, es para Baldemar algo así como objeto litúrgico del drama de lo íntimo.
Pintada en lo alto de un edificio de la ciudad puede verse desde la parada de colectivos de San Luis y San Martín, una Anunciación en la que un arcángel Gabriel le anuncia su embarazo a una Virgen María medio sorda, interrumpida en su lectura donde la acompaña una chita rodeada de calas. En esta muestra puede verse el original, exquisitamente confeccionado como un biombo de tres paños, y su continuación: "La Anunciación, segunda parte: el festejo" (1991). Allí la Virgen saca un champagne Chandon de la heladera mientras el ángel, sentado ante dos copas de cristal vacías, se agarra la cabeza con las dos manos como anticipando la resaca del día siguiente.
21 abril 2009
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