07 septiembre 2008

La columna del Domingo

Capítulo XX - Detrás del cuadro de la Gioconda, hay telarañas..

Al pibe le costaba mirar las partes de atrás, observar que anteriormente había algo similar a lo que decidía no era de su rutina entonces así no era capaz de darse cuenta, que en sus elecciones, no había nada de originalidad.
Lloró mucho cuando la piba lo pateó pero ella, ya había pateado a otros tantos. Él, seguro que sufrió más con el descenso del salaíto e incluso hay patadas peores en las relaciones humanas. Sin embargo, el pibe convencido, desafíaba a sus conocidos con un atontado "en mi lugar, no intentarían ni vivir".
Una tarde ingresó sigilosamente por la puerta de su casa, como si fuera un intruso, descubrió a una mosca inmóvil que -sin broncearse- tomaba sol con la ayuda de una abertura de la ventana del comedor y fue el pibe a matarla con la palma abierta pero se le fue entre los dedos. Debió haberlos cerrados. Se duchó sin ropa (confesaba que el método éste era mucho más higiénico) y rajó a trabajar, como portero, en un añejo edificio oblicuo del centro.
Esa nochecita increpó a la señora -ferozmente maquillada- del 3er piso porque había baldeado con kerosene la vereda de la puerta para "incendiar a ésos perros callejeros". El joven enfurecido le arrebató la cajita y cortó minuciosamente con un tramontina las puntas coloradas de todos los fósforos que consigo llevaba la señora. "Los animales y nosotros debemos convivir", tiró a los anteojos coquetos de la mujer. "Encima, ellos vinieron antes que nosotros", agregó. Olvidando así la ineficaz estrategia de hacía horas cuando quiso terminar con la vida de un insecto. Desconocía el origen de las cosas y además, con casi todas sus decisiones, creía erróneamente en que eran únicas, por eso, cuentan que se esforzaba en respirar hondo como para inflar su pecho y así, sentirse seguro entre la gente.
Fanático de los Stones pero obviaba el blues, enganchaba continuamente remakes televisivas en los zappings nocturnos y llevaba contento un tatuaje de Guillermo Francella.. es que jamás había conocido al Negro Olmedo!!
Don`t Look Back aconsejó Dylan hace tiempo y en el caso de éste pibe, que sin conocerlo al músico, literalmente se lo había tomado muy en serio.


Txt: Quintín Palma

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