29 junio 2009

Menos mal que no eran presidenciales

El texto Más Largo Que Nunca está escrito por nuestro queridísimo Ferdinand Fantín.

Qué necios son algunos –casi todos- los políticos. Qué necios. Lo demuestran en cada elección. Siempre son ganadores. Habría que avisarles que se terminaron los ’90 del exitismo, aunque los resultados electorales no lo reflejen, ni la realidad concreta de un país lleno de exclusión a pesar de los discursos contra la exclusión. Ah, y se viene el tarifazo pos electoral: el país está subvencionado pero eso no da para más. Que los pobres se caguen de frío, pues. La culpa será de los '90, también, y seguramente en gran parte lo es.
El socialista Raúl Lamberto salió a destacar que el Frente Progresista ganó en diputados (por más de cien votos), cuando la parte de la boleta que importaba era la del Senado, donde la elección se disputaba entre Reutemann y Binner, perdón, Giustiniani. Lo de Lamberto es como decir que en la reserva ganaste 1 a 0 después de perder sobre la hora el clásico que te dejaba con chances de campeonar. Porque Binner se metió en la campaña hasta los huesos y, así y todo, ganó el F1, ese tipo que es la versión pop del federalísimo Estanislao López, un señor parco y carismático a la vez, inundado de sangre (o agua) fría.
¿Cómo pudo ganar Reutemann en los barrios inundados de 2003? Si un socialista contestara con total sinceridad, dejaría el manto progresista de lado y no dudaría en afirmar que los santafesinos son unos negros de mierda que no saben pensar, y en sus descalificaciones no estaría lejos de desear el voto calificado. También diría que Rosario es una ciudad civilizada y llena de cultura culta, mientras que los negros santafesinos escuchan una música de mierda y aplauden a Midachi. Binner no atiende los teléfonos. Tendría que saber que sólo es un mal día, pero no un mal tiempo para él: igual está a tiempo de ser presidenciable, pero primero tiene que consolidarse en su provincia.
Otro necio que salió a las 2 de la mañana con la voz rota –por no decir otra cosa- a la difícil tarea de admitir la derrota en provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Misiones, Entre Ríos, Neuquén -en fin, casi todas las provincias- y también Santa Cruz (sí, Santa Cruz), fue Néstor. Duele un poco, porque hasta no hace mucho había despertado muchas simpatías y en él se creía; se había erigido como la única fuerza de centroizquierda multipartidaria y con viabilidad para gobernar. Pero, rápidamente, se erigió demasiado hasta obturarse. Comenzó el fin de la era K. Cabizbajos, D’ Elía y Moyano, quien aprovechó la Gripe A para darle un revés a la ministra de Salud Graciela Ocaña, así ella renuncia y él no tiene nadie que se oponga a su control del dinero de las obras sociales. Con la derrota K, ¿hacia dónde mutará Moyano, que en 2003 apoyó la candidatura de Rodríguez Saá?
La victoria de Reutemann aleja a Scioli de una posible candidatura presidencial. El off-shore se debe estar arrepintiendo de haberse involucrado tanto con el matrimonio presidencial y enemistarse con Duhalde. En su momento bien pudo acercarse a Macri: ex funcionario (¿ario?) menemista y casado con una modelo, Scioli quiso erradicar a los cartoneros porque eran “una mala imagen para el turismo”. Un turro. Después, sorpresivamente, pasó al peronismo combativo, setentista, garantista, de los derechos humanos y chavista.
Hablando de El Chavo, el que anoche buscó al Chapulín Colorado para que lo defendiera fue Néstor. Mientras destacaba que el FPV había perdido “por poquito” en los distintos distritos, tiró: “En Santa Fe perdimos por poco”. Se ve que el ojo se le fue para el costado y estaba mirando la boleta de Binner -Giustiniani en realidad-, en vez de la de Rossi-Leoni. Inconcientemente, el ex presidente buscó algún apoyo, una derrota digna. Quiso ampararse en quien la semana pasada se definió con firmeza contrario a Chávez: Binner.
Rossi, muy correcto, dijo que su lista sacó lo mínimo que habían estipulado y que había que escuchar el mensaje de las urnas. Me lo imagino apoyando el oído en la caja de cartón (o de madera). Sorpresivamente, algunos medios sostienen que cumplió el objetivo de renovar su banca. Con todo el respeto que se merece Rossi por haber bancado al gobierno en las malas y haber intentado representar los intereses de quienes lo habían –habíamos- votado en 2005, sus competidores los triplicaron. Y eso que había presentado el proyecto de las retenciones escalonadas, festejado hasta por Eduardo Buzzi.
Como sea, lo de estas parlamentarias es una lástima: de acuerdo a los resultados, la fórmula para 2011 podría ser algo así como Reutemann-Michetti. Roxana Latorre ya vislumbró un posible acercamiento con Macri. Si el justicialismo se pone en justiciero y le hace un duro pase de facturas al kirchnerismo por la histórica derrota, pondrá en jaque al gobierno. Ojalá no sea así y el mandato termine de la mejor manera posible. ¿Pero qué peronista va a querer ser kirchnerista? Cualquiera se hará peronista-pejotista, pero nadie kirchnerista-FPV: el Frente Para la Victoria se convirtió en garantía de derrota y, pragmáticamente, ya no sirve más. Hace un año Felipe Solá y Reutemann lo entendieron; hace un poco más Luis Juez también. Y entre la 125 y estas elecciones, Duhalde recibió un regalo con todos los chiches como para ponerse contento. Debe estar pensando cómo hace esta vez para convencer al Lole.
¿Dónde se va a meter Lilita, que siempre anticipa fraudes? Si a nivel nacional fue una de las más favorecidas. Si bien para algunos medios fue perdedora porque entró raspando y porque Prat-Gay quedó lejos, su estrategia de Acuerdo Cívico logró remontar a un diezmado y herido radicalismo y se transformó en primera fuerza opositora, a pesar de que se encargó de restar votos por tanto coquetear con la centroderecha y mistificarse. Pero hay que reconocer que Carrió siempre fue acérrima opositora del kirchnerismo, con todo lo malo y lo bueno que eso implicó. ¿Lo positivo? Que aún en plena primavera K, cuando la población, Reutemann, Cobos, Juez, Clarín y hasta gran parte del socialismo disfrutaban de las ventajas de ser parte de la transversalidad, era la única que pataleaba contra los K, bancándose las descalificaciones de todos los sectores: el radicalismo, el peronismo, el periodismo y hasta de Lifschitz. En cambio, a modo de ejemplo, el socialismo de Buenos Aires apoyó la candidatura de Cristina y recién el año pasado el congreso partidario recobró la coherencia (entre trompadas), y ganó el ala antikirchnerista de Guistiniani.
Por su parte, tanto lo de Pino Solanas como lo de Margarita Stolbizer fue destacado, incluso por sus contendientes: crecieron muchísimo sin nada, desde abajo. Y si el Acuerdo Cívico entre radicales, socialistas, coaliados y demás aristas se junta con todo el socialismo (donde se destacan Binner, Lifschitz y Giustiniani), más Cobos (¡por Dios!!) y lo que dé, pueden ser "la opción electoral" frente al duhaldismo pro, cuyo símbolo es un play a la derecha: ¿populismo top? Aunque, claro, los una más el espanto que el amor. Como se ve, el ránking de los más votados es desalentador: Reutemann, Cobos, Michetti y De Narváez. Y al frente del PJ nacional, en reemplazo del renunciante Kirchner, última novedad, Scioli, con Moyano secundándolo.
Para terminar, ya que acusé a los políticos de necios exitistas, valga un llamado de atención para los jóvenes que quieren fumar marihuana libremente y votaron a Michetti, De Narváez o Reutemann: no sueñen la hoguera donde siempre son la leña. No sé si va a estar tan bueno.

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