Se me cruzó un pato, un día. Sí. Y no sabía como tomarlo. Y no sabía porqué. Y solo reaccioné. Pero no sabía como tomarlo. Aunque en realidad todo dependía de cómo interpretaba la palabra “tomarlo”; y además a qué estaba dirigido, si al Pato o a la situación de que se me haya cruzado un pato.
Porque al fin y al cabo un pato es un pato, no tiene mucha utilidad mas que adornar el cielo con su vuelo, o ayudar a la sinfónica del silencio con un entonado “cuak”, que no es poco, pero tampoco es para tomarlo pobre pato. Y tampoco vamos a hacer un jugo de pato para tomarlo, sería muy cruel, y la verdad que no me caería bien.
Al tiempo descubrí que el pato no tenía mucha importancia, porque además no era “el pato”, era “un pato”, nada más, y un pato es un pato. Pero también entendí que la situación significaba algo. Y que si podía ver cómo tomaba la situación de que se me haya cruzado un pato, tal vez podría ser mas feliz, mas libre, o simplemente entender, que al fin de cuentas es lo que mas me intriga de muchas cosas que no entiendo. Jé.
Entonces recuerdo la situación. Sentado en el patio verde de mi casa, apoyado en el césped, mirando el cielo del día… digamos, que estaba tranquilo, y soleado… el día, no yo. Se entiende.Hasta que se me ocurrió hacerle una pregunta, a nadie, sí, a nadie, al aire, al árbol, al viento, a las nubes, a dios, a mi canario que por rubio le puse Brad. Pero el canario no habla, y nunca me hubiera respondido lo que pregunté. Y dije, “¿Dónde estará?, sí, solo eso, pero lo repetí 3 veces. Y fue entonces cuando se me cruzó un pato. Sí, se me cruzó un pato. Un pato pasó volando bajito por el jardín de mi casa. Un pato hermoso, de algunos colores y todo, y hasta sonreí. Se me cruzó un pato y no sabía porqué.
Entonces ésta es la situación que no sé como tomarla. Tampoco me quita el sueño, pero tampoco puedo olvidarla. Y así pensé en las cosas que suceden cuando algo se te cruza. Porque todo lo que se te cruza significa algo, te guste o no te guste, lo veas o no lo veas, lo quieras o no lo quieras, tarde o temprano se hace presente en tu vida, a veces sabes porqué, y a veces no. Y cuando sabes es porque te acordás de lo que se te cruzó. Por este motivo yo no quiero olvidarme del día que se me cruzó el pato; y algo sentí, no sé bien qué. Porque también es cierto que muchos sucesos importantes y no tanto, inciden en nuestras vidas e alguna u otra forma. Ojo! Tampoco digo que hay que vivir prestándole atención a cada cosa que se mueva, también hay que vivir, y hay que improvisar sobre la marcha, y también está buenísimo sorprenderse… pero hay que caminar atentos, conectados con lo que nos rodea.
Entones recordé otra vez la situación en el patio de mi casa, y a nadie, al aire, al árbol, al viento, a las nubes, a dios y a mi canario. Ojo, no comparo a dios con mi canario, el canario está encerradito en una jaula pequeña y Dios es el creador del universo y es el que tiene el manual de nuestras vidas, pero ese es otro tema que hoy no viene al caso.
Y dije que situación rara, no pensé que me iba a pasar a mi. Pero bueno, estaba justo, en el momento y lugar indicado para ver como se me cruzaba un pato, y pensándolo así, era hasta lógico que eso hubiera pasado.
Y al fin me di cuenta de que la cuestión no es lo que se te cruza ni porque, ni nada de todas las vueltas que solemos darle a las cosas que se nos cruzan en nuestras vidas, sino que la cuestión era como interpreto yo eso que se cruza y sucede y qué hago con eso, si lo uso o no, si me sirve o no, o si lo aprovecho. Porque al fin de cuentas, las oportunidades que no tomamos o aprovechamos, nunca se pierden, simplemente las aprovecha otra persona.
No sé si tenga mucho sentido esto, pero tenía ganas de escribir del pato que se me cruzó aquel día de sol, en el patio de mi casa.
Txt: Pedro Cactus
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