Y así fue que finalmente llegó el día en que abrimos nuestro “Teatro Del Rayo” y alzamos vuelo hacia una nueva travesía, que ya de tanto rondar lo nuevo nos resulta natural.La delicia de percibir otra vez entre estas paredes -que nunca dejaron de ser rojas- esas cantidades inmensas de energía humana vibrando nos valió mucho esfuerzo, nos sumó trabajo, mucho día a día, y nos ascendió un cielo más. Sentimos haber dominado a un ejército de demonios, -en el fardel están también los propios- por eso, por tamaña victoria es que observamos nuestro alrededor con una cierta actitud implacable y es imposible, claro está, que no se nos infle el pecho de orgullo por lo que hemos construido, y hasta fuerza hay que hacer para no dar paso al ego-centro y pasarse todo el día en la vereda de enfrente contemplando la imponencia de este teatro. No importa, ante la mentira el trabajo prevalece y vence , el hálito consolante en los peores momentos en que pretendimos no desesperar, en los que un hilo conductor hizo que en un acto inconsciente nos alternemos, para no caer todos juntos en medio de la batalla. Somos el resultado de nuestras acciones, y caminando con honestidad siempre se llega a buen puerto.No hay Acción teatral si no hay Abreacción Personal, así define Aldo El-Jatib el trabajo que debemos hacer, esa es nuestra forma, y eso intentamos. Ahora, acariciando el paraíso de poder desarrollar con dignidad el trabajo de artistas que elegimos ser, abrimos las puertas de esta trinchera y hasta estamos un poco contentos. Y aunque el camino que elegimos siempre será sinuoso, sin duda un 20 de Junio de 2009 marcará otro momento de plenitud en las vidas de quienes, como nosotros, necesitan del arte para completarse.
María de los Ángeles Oliver
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