Acaba de editar: "La Ley de la Ferocidad", la historia de un hombre que recibe la noticia de la muerte de su padre. Lo espera su familia en un velorio, el reencuentro con sus ex mujeres y el pasado que vuelve, el presente que abruma. También las temibles cuentas pendientes con un padre distante e inaccesible. El hombre, que ha dejado de beber, otra vez derrapa en el alcohol, la cocaína y el sexo ciego. Pero también escribe: golpea ferozmente una máquina de escribir para aplastar a pura palabra el descomunal malestar que lo consume. Haciendo de su vida literatura, Pablo Ramos retoma en esta novela a Gabriel, el protagonista de El origen de la tristeza nacido en El Viaducto, que muchos años después vuelve a sumergirse en el agua podrida del arroyo del barrio donde se ha criado, para salir purificado y dejar que el rencor y el cinismo cedan lugar a la ternura. A partir de Hamlet hasta La invención de la soledad, de Auster, la sombra del padre es un tema decisivo y tormentoso donde el autor va al muere si, en vez de arriesgar un salto mortal, se queda en la anécdota o el eufemismo. Aquí Pablo Ramos se la juega a dentelladas y escribe con ferocidad, desde el propio título. Quizá por eso mismo el resultado final es tan dulce.
Si el libro no tuviese la perfecta tapa que tiene, con ese boxeador enclenque disparando golpes a la nada, le quedaría bien una imagen del disco de Pink Floyd, aquel dibujo de la cara que atraviesa el muro de puro porfiada, su boca deformada por un grito interminable.
Si el libro no tuviese la perfecta tapa que tiene, con ese boxeador enclenque disparando golpes a la nada, le quedaría bien una imagen del disco de Pink Floyd, aquel dibujo de la cara que atraviesa el muro de puro porfiada, su boca deformada por un grito interminable.
Esta tarde hablamos un rato con el autor que nos atendió desde su Avellaneda natal.
1 comentario:
¿Qué pasó que no está el audio?
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