08 noviembre 2008

Los Cimientos del Sábado

Segunda Parte - Donde todo termina como debería terminar todo

Hubo después un momento de gran calma. Ordené la cocina, transplanté algunas plantas que necesitaban ser transplantadas. Preparé mi casa para estar más cómodo. Me senté a fumar un cigarrillo. Apareció la vecina. Nos quedamos hablando de las plantas y de la música que estaba escuchando. “Un poco tétrica” me comentó. Le dije que servía para meditar y para tratar de dejar la mente en blanco. Me dijo que sí, que habría que hacer más eso, que uno a veces “piensa muchas pelotudeces”. No podía estar más de acuerdo. Se me llenaban los ojos de lágrimas.
Un segundo antes de que llegara mi hermano había puesto un tema grabado por él y su grupo. Mientras ponía el agua para tomar unos mates, el llanto me llenó de nuevo. ¿Qué te pasa? Me preguntó. No podía hablar. Nos abrazamos largo rato. Esta vez el llanto era calmado, era un caer de las lágrimas tranquilo, viendo la lluvia, sabiendo que me estaba curando de algo. Hablamos con mi hermano, aunque en realidad él hablaba y yo lo escuchaba. Me dijo cosas que me hicieron bien. Me fui a caminar bajo la lluvia.
Lo que siguió fue un enorme darme cuenta. Sentí que todo se terminaba con esa acción mía. Que era el fin de todo. De alguna manera fue el fin de algo. El pedro me invadía el alma y el cuerpo. Me veía desde lejos. Disfruté tanto de caminar en ese estado. Hacía años que no sentía los pies metidos en el agua. Descalzo, cruzaba las calles y metía los pies al borde de los cordones. Llegué a mi casa empapado. Me desnudé y me miré al espejo. Que flaco. Abrí la ducha y desnudo me tiré en la cama.
Me quedé media hora más así. Sin moverme. Cuando me metí en la ducha, todo cambió. Empecé a sentir una felicidad completa en todo mi cuerpo. De golpe entendí que estaba vivo. Sentí que estaba vivo. Respiré vida. Me sentí renacer. Podía hacer lo que quisiera, dormir, comer, salir a correr bajo la lluvia. Todo lo que hiciera iba a estar bien. Todo. Asi fue. La sensación me duró muchas horas. Llamé a todo el mundo para decirles que los quería, que todo iba a estar bien, que la vida es hermosa, que no tenemos nada que hacer más que vivir.
No puedo decir si todo esto fue bueno o malo. Con el paso de los días la sensación de bienestar fue desapareciendo. Ahora estoy tranquilo. Es tan simple que se hace difícil, dice Pity en una canción. Así voy, como la canción, de la felicidad a la depresión.

(hoy no hay foto, no llegué)


Txt: Pedro Cactus

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