¿Cuándo dejaremos de consumir? ¿Cuándo dejaremos de ser visibles? ¿Cuándo tomaremos conciencia de lo chiquitos que somos? ¿Cuándo inventaremos una mejor forma para relacionarnos? ¿Cuándo entenderemos que nuestro paso es efímero? ¿Cuándo nos daremos cuenta que la vida en la que nos sumerge el sistema es una alucinación constante? ¿Tendrá que romperse todo para que crezca algo nuevo?.
No recuerdo si escuché, o leí, o si alguien me contó, que hay un ave que se rompe el pico contra la piedra para que le vuelva a crecer fuerte y sano. Pensaba que tal vez, el ser humano, tiene una edad más larga, más lenta que el ave, y estamos en esa etapa, rompiéndonos el pico contra la piedra para luego esperar que crezca.
Pensar en la finitud de todo puede ayudar para ver. O pensar en la muerte. Todo el tiempo tenemos la muerte al lado (citando a Don Juan nuevamente), por eso hay que reir. Pensar en el hoy, pero no desestimando el futuro. El futuro es una fantasía que nos ayuda a conservar la alucinación. La mejor forma de pensar en el futuro, es sabiendo esto, que es un papel sobre el que podemos bocetar una realidad que puede ser barrida de un plumazo de puro y poderoso presente. Ahí la alucinación desaparece y la ansiedad baja.
Y cuando baja la ansiedad, lo que nos preocupa, deja de hacerlo. Focalizar la energía en lo positivo, debería ser una tarea para ser enseñada en la escuela primaria. De que nos servirá aprender a dividir o multiplicar si no nos formamos en el amor. Y el amor no en un sentido individual sino comunitario y expansivo. Bajar la ansiedad es la consigna para este sábado, porque desde este punto arranca la vida. “Lo que está hecho de amor no puede perecer” dice Juani en Macromoléculas, el disco anterior a uno nuevo que se viene y que todavía no tengo. En esto si vale la pena consumir. ¿Cuándo sale el disco a la venta?
21 junio 2008
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