14 junio 2008

Los cimientos del Sábado

Ver televisión de cuando en vez y justo la noticia es que un Japónes apuñala de muerte a 7 personas, hiriendo a 12 compatriotas, no es algo que uno quiera escuchar todos los días. Tokio, camino por la calle, mis ojos perfectamente rasgados para comenzar el día y aplacar el sol. De repente un loco me clava un cuchillo en el pecho. Una locura, pero no por el loco en sí, sino por la sociedad en la que estamos viviendo últimamente. “Vine a matar gente. Estoy cansado del mundo, cualquiera estaba bien” (para matar) dicen que declaró el tipito que hizo todo eso. Mmmm, no me convence, prefiero probar con otro método.
Así que hoy me comí el viaje mientras caminaba. Ser peatón, en la ciudad, es algo denso, pero no hay que dejar de andar por la calle, solo estar atento, no paranoia, conexión. Ya es demasiada la gente la que se mueve por metro cuadrado y las energías de forma inevitable, se chocan. Tener cuidado de los autos, de las bicicletas (y las bicicletas de los peatones y de los autos) y así hasta el infinito y más. Dentro de poco nos van a adosar una luz de guiño obligatoria en los hombros si seguimos viviendo tan amontonados.
Pero sin embargo existen paisajes alternativos a tanto trajín y que vale la pena detenerse a observar. Si tuviera una cámara fotográfica, tomaría imágenes de los árboles que todavía tienen hojas, de las raíces de los árboles que rompen las veredas (como algo muy hermoso por cierto), de las plantas en los jardines, de las casas viejas que mantienen su pinta y sus ganas de seguir siendo viejas y de ciertas caras que me llaman la atención, por lo sonrientes, como contraste ante las ceñudas, cejudas y malhumoradas habituales.
Me paré a ver un cartel por Oroño. “Prohibido circular en bicicletas”, miré a mi alrededor y ninguno iba en bicicletas, todos andaban en una.
“Detener el mundo”, una de las premisas que Don Juan le enseñaba a Carlos Castaneda. Detenerse a contemplar el mundo, por unos segundos, por varios minutos, durante toda la eternidad y después si seguir, pero sin olvidar. Detenerse y ver, es la consigna para este sábado (palabra que significa “cesar”). El libro “El Examen” de Cortázar puede acompañar, por la atmósfera enrarecida que flota en estos tiempos. Asi que, no hay otra. Esto que queda escrito, es el futuro.

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