No sólo hay hechos artísticos en galerías, teatros, cines, bares o algunos sucuchos que tiene Rosario. También en espacios no convencionales se pueden encontrar intervenciones genuinas ligadas al arte. En un semáforo, caminando cerca del río o en plena peatonal. Como es el caso de Julio, caricaturista rosarino que se sienta a mostrar su oficio en la esquina de Córdoba y San Martín casi todas las tardes del año.
Se pueden ver en las fotos que acompaña el posteo de hoy, algunas imágenes que Julio caricaturiza en una hoja A4 con el afán de pescar la atención de los peatones. Algunos se paran para ver los dibujos con sus hijos menores o sus respectivas parejas, otros acceden a los 20 pesitos que sale retratarse y también están los que pasan con la cabeza en sus propias responsabilidades obviando la idea de contemplar un rato el arte que Julio, realiza en plena peatonal rosarina.
En el atril y con su lápiz, exagera o distorsiona apariencias físicas de las personas que se sientan en su banqueta azul, gente que mira con gestos de aprobación (casi siempre es una leve sonrisa), clientes dispuestos a verse ridiculizados y a otros, que les gusta hasta ahí nomás lo que va haciendo Julio; un tipo apasionado por el estilo con trazos simples de Garaycochea, admirador de Luis Ordoñez porque llegó a crear una de las escuelas de dibujo más concurridas de Latinoamérica, citando revistas que lo han marcado en su adolescencia autodidácta como D`artagnan o la vieja Escorpio y remarcando más de una vez que "no es lo mismo laburar en la calle que en un estudio, porque ahí sí que tenés todo el tiempo del mundo y un gran margen de error. Acá en peatonal Córdoba, no te podés equivocar y es muy breve el tiempo que ténés para dibujar".
Y ahí tenemos los rosarinos, un lindo momento para matar la monotonía diaria. Mirando de lejos o participando de cerca.
Se pueden ver en las fotos que acompaña el posteo de hoy, algunas imágenes que Julio caricaturiza en una hoja A4 con el afán de pescar la atención de los peatones. Algunos se paran para ver los dibujos con sus hijos menores o sus respectivas parejas, otros acceden a los 20 pesitos que sale retratarse y también están los que pasan con la cabeza en sus propias responsabilidades obviando la idea de contemplar un rato el arte que Julio, realiza en plena peatonal rosarina.
En el atril y con su lápiz, exagera o distorsiona apariencias físicas de las personas que se sientan en su banqueta azul, gente que mira con gestos de aprobación (casi siempre es una leve sonrisa), clientes dispuestos a verse ridiculizados y a otros, que les gusta hasta ahí nomás lo que va haciendo Julio; un tipo apasionado por el estilo con trazos simples de Garaycochea, admirador de Luis Ordoñez porque llegó a crear una de las escuelas de dibujo más concurridas de Latinoamérica, citando revistas que lo han marcado en su adolescencia autodidácta como D`artagnan o la vieja Escorpio y remarcando más de una vez que "no es lo mismo laburar en la calle que en un estudio, porque ahí sí que tenés todo el tiempo del mundo y un gran margen de error. Acá en peatonal Córdoba, no te podés equivocar y es muy breve el tiempo que ténés para dibujar".
Y ahí tenemos los rosarinos, un lindo momento para matar la monotonía diaria. Mirando de lejos o participando de cerca.
Y ahí tenemos a Julio, pensando en voz alta sobre Martín Elfman (un tipo que empezó trabajando como caricaturista callejero en Londres y actualmente es ilustrador en el diario El País).
Escuchá gran parte de la entrevista:
txt: Quintín Palma
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