La Cámara de Diputados ha convertido en ley un proyecto que prolonga de 50 a 70 años los derechos de las compañías discográficas sobre los discos que alguna vez editaron. Y es una pena que el Congreso a veces no tenga información clara y real sobre lo que trata, porque esta ley sólo protege a las grandes compañías discográficas para que puedan seguir manipulando a su antojo centenares de álbumes de diversos géneros. Albumes que, en la mayoría de los casos, están bajo un contrato leonino en el que el artista no tiene la menor posibilidad de ver respetada su obra y mucho menos de percibir los derechos reales que le corresponden.
El artista siempre es perjudicado a través del tiempo. Cuando no aparecen reediciones de sus trabajos creativos, pierde de cobrar sus royalties discográficos. Si es autor, también se debilita el cobro de sus ingresos autorales. Pero lo más grave es que, en algunos casos, ha ocurrido que el manipuleo sobre la no edición de una obra es lo más parecido que hay al término “que te borren del mapa”.
Pensemos: el artista no tiene disco para trabajar, tampoco lo tiene para que siga vigente su obra, y si llega a reclamar que lo liberen, tampoco le permiten publicar su trabajo. Ni siquiera digo, a estar altura, pedirles que te devuelvan un master: aquí se trata de una verdadera Máquina de la Inconveniencia........
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01 marzo 2010
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