20 octubre 2008

Martes 22hs en el Cine Club - España 401

¿Cuántas vidas tuvo y tiene Bob Dylan? ¿Cuántas personalidades? ¿Cuántos rostros? Si había un cineasta capaz de enfrentarse a la mayor leyenda viviente de la canción y la poesía norteamericanas, ése era Todd Haynes. Y Dylan lo tenía muy claro, al punto de que fue al primero –y quizá sea al único– al que le dio carta blanca, una autorización expresa para hacer lo que quisiera con su historia y con su música. El caso de No Direction Home, el documental de Martin Scorsese, era muy distinto, porque allí se trataba básicamente de material de archivo. Pero en I’m Not There, Haynes reinterpreta a Dylan a su manera. “Hacé lo que quieras, desde tu propia perspectiva, por loca que sea”, contó Haynes que le dijo Dylan, quizá porque cuando él mismo se puso detrás de la cámara (en Renaldo y Clara, hace ya treinta años) prefirió el camino de la experimentación. Y Haynes le hizo caso: trazó un retrato cubista, una reinterpretación subjetiva, donde no hay uno sino muchos Dylan, encarnados al mismo tiempo, simultáneamente, por seis actores y actrices, entre ellos Christian Bale, Richard Gere, el recientemente fallecido Heath Ledger y Cate Blanchett, que ganó en la Mostra de Venecia la Copa Volpi a la mejor actriz por este trabajo, por el que también fue candidata al Oscar.
Pero ahora en I’m Not There, el director reniega lisa y llanamente de la clásica estructura aristotélica, abjura de la cronología, rompe con la linealidad del relato. Todos los Dylan el Dylan conviven desde el comienzo mismo del film, que alude –más por el sonido que por la imagen– al famoso accidente de moto que en 1966 habría provocado uno de los primeros giros en su vida y su música.
Y el que mejor retrata la película: el Dylan modelo 66, aquel que en el festival folk de Newport ofendió a su público con una música eléctrica y rockera. Haynes lo muestra muy bien, arriba del escenario, disparando una metralleta sobre la gente. Ese Dylan –que se hace amigo del poeta Allen Ginsberg y en Londres se divierte jugando como un chico con The Beatles– es el que compone Cate Blanchett, quien con la ayuda de un blanco y negro de noticiero logra mimetizarse con su personaje de una manera notable.
Film proteico, pleno de ideas, de una libertad infrecuente (a tal punto que no siempre tiene el rigor que tenían otras películas de Haynes, como Safe o la notable Lejos del paraíso, donde recreaba el universo de Douglas Sirk), I’m Not There se permite no mencionar ni una sola vez el nombre de Bob Dylan y al mismo tiempo que su figura crezca y se multiplique en innumerables direcciones, muchas veces insospechadas. Otro tanto sucede con la banda de sonido, que incluye no menos de veinte temas de Dylan, auténticos clásicos en sus versiones originales (“Like a Rolling Stone”, “I’m Not There”, “Trouble in Mind”), además de espléndidos covers a cargo de Sonic Youth o Charlotte Gainsbourgh.

Por Luciano Monteagudo, Página 12, 19/06/2008

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