18 octubre 2008

Los cimientos del Sábado

Y aún al atardecer estoy pensando en todo lo que tengo que hacer para sobrevivir, cuidar cada centavo, calcular si me alcanza para un atado de diez, y ni aún así, ni siquiera ahorro en mi salud, me los fumo todos y cada uno, uno atrás del otro y por ahí para sentirme mejor, limpio o barro, o pongo algún disco que me guste mucho, riego las plantas o hago el amor para olvidar el pasado y para no pensar en el futuro donde todo se va inevitablemente al carajo y la tristeza dura unos minutos o días enteros, inmovilidad y cansancio y la especulación que lo tiñe todo es tal que me olvido de comer y por eso ando tan flaco y hago una canción y los días pasan y me duele la cabeza de tanto tabaco y tanto pensar y el los pulmones y el pecho y sueño con que me paguen por escribir, mientras tanto aguantar como sea, de cualquier manera, no pensar en los viajes, tratar de reducir las deudas, vivir gracias a los amigos o a la gente que uno quiere y soportar el pesar y la culpa de no querer trabajar de nada que me enferme la mente que no está tan sana, que podría estar mejor, igual que mi cuerpo o mis dientes y apretar y aguantar y que el culo duela por momentos, hemorroides, y bancarme el mambo de estar loco como cualquiera de todos los que somos en este planeta y sentir las mismas angustias idiotas, y tocar en un bar lleno de gente, de humo y de gente, y verme flaco y viejo en las fotos y joven y lindo y tratar de brillar y brillar y divertirme y ser feliz y bailar y besar y coger y tener miedo y disfrutar y sostener en la cabeza y en el cuerpo todos los viajes que se come uno con todo, con cada cosa de este mundo, al máximo, aunque no se pueda siempre, y abrazar a los amigos y decir estuvo bueno y ahora que, y ahora que, y ahora estar feliz y borracho con una chica que me gusta y nos vamos a morir todos, y todo esto ya no va a estar y va a desaparecer la pena y la alegría y la soledad, y no tener lástima de eso sino tratar de ver más y más y más y conocerse y saber que duele un montón, pero es tremendo cuando el sol entra por la ventana y hay olor a jasmín o flores en el pasillo donde vivo, en la casa que alquilo, y de la que un día me voy a ir y ya no va a ser mi casa y va a venir otro a ocuparla, y que eso pasa con todos los lugares a donde vas, y que nada de todo esto es tan terrible sino una gran exageración para tratar de explicar algo que no es explicable y que ni siquiera habría que haber escrito esto, aunque si, porque no, si total, es un atardecer hermoso frente al río y a quien le importa ..


Txt: Pedro Cactus

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