10 julio 2013

Agentes del desquicio - ¿Será Verdad?




Por Federico Aicardi


¿Será verdad que no hay nada mejor para un peronista que otro peronista?

Pregunta casi existencialista en estos tiempos, ¿no? Es que de cara a las próximas elecciones nos encontramos, en muchas ocasiones, votando entre peronistas y para ellos, estoy casi convencido, que ese otro peronista no es lo mejor que le está pasando (es más, algunas veces no hay nada mejor para un peronista que otro partido político) Así, entre centros, derechas e izquierdas la historia política de nuestro país se ha dirimido entre peronistas más de izquierda y más de derecha. ¿Que son estas reflexiones básicas e inocentes sobre el peronismo en una crítica? No sé pero últimamente, como dijo Pancho Ibañez, “todo tiene que ver con todo” y no hay nada mejor para un periodista que algo confuso que nos permita confundir.

¿Estoy planteando que “Agentes del desquicio” es confusa?
No, nada de eso.

Pero se nota que los estoy confundiendo (por más que esto sea escrito tengo el poder de confundir a la gente cuando escribo), entonces, comencemos por el principio. Es 20 de junio de 1973, el general Juan
Domingo Perón retorna del exilio y este hecho a logrado que cerca de tres millones de personas se aglomeren en las cercanías del aeropuerto de Ezeiza para esperar a su líder. El peronismo se ha transformado en algo heterogéneo por esos años, están los peronistas de izquierda, están los peronistas de derecha (gracias a esto podríamos decir que el peronismo es el movimiento político más humano de todos, porque como todos los humanos, tiene una derecha y tiene una izquierda) y, como toda familia, se pelea por la atención del padre. Con la salvedad de las escalas numéricas y las consecuencias del hecho esta familia peronista transformó la llegada del Padre en lo que se denominó “La masacre de Ezeiza” y nos puso a pensar si “no hay nada mejor para un peronista que otro peronista”.Es en ese momento donde Gustavo Di Pinto (Almirón), Jorge Ferrucci (Almada), Ariel Hamoui (Aguirre), Cecilia Lacorte (Gutiérrez) van a encontrarse, definirse y resolver esta disputa en un micro cosmos como es esta habitación de hotel.



Los personajes de la obra creada por Pablo Fossa y Juan Pablo Giordano están en un momento crucial de sus vidas como peronistas pero también, como humanos. ¿Dónde empieza el peronista y donde termina el humano? ¿Son lo mismo? ¿Qué pasa cuando el Padre hecha a una fracción de la familia? ¿Qué pasa cuando los hermanos no son unidos? Es que todos estos interrogantes se disparan en esta habitación donde la derecha del peronismo es hombre y es mayoría, pero es un poco loca, un poco desinteresada y bastante pelotuda. La izquierda es mujer, es minoría, es torturada, abusada, lastimada y universitaria. En la relación de estas facciones de una (¿misma?) cosa es que los personajes hablan, el peronismo de izquierda y derecha habla, y lo que dice es lo que se dice hoy en día, mucho y nada al mismo tiempo.
“Agentes del desquicio” no intenta aleccionarnos históricamente sobre nada, no es una clase magistral sobre el 20 de junio de 1973, nada más lejos, es una interpelación a un momento de nuestra historia, interpelación, quisiera decir humorística pero es mucho más que eso, podría decirse casi absurda donde los personajes de Di Pinto, Ferrucci y Hamoui muestran un detrás de escena que tranquilamente pudo ser en ese día, donde los cuestionamientos no existen, donde la juventud del peronismo de derecha no sabe ni siquiera si quiere estar ahí y los más experimentados ya ni saben por qué están. Del otro lado la izquierda encarnada en Cecilia Lacorte con, algunas veces, excesivo histrionismo.



Esta crítica termina siendo más un compendio de preguntas disparadas en un contexto tan bipolar (salvando las distancias en que hoy cualquiera puede decir lo que quiere y de eso hay pruebas todos los días en varios canales, diarios, etc) como aquellos. Donde los “KK”, los “gorilas”, los “tibios”, etc deambulan por las calles sin saber qué son mientras las listas electorales se llenan de peronistas de derecha, de izquierda, del centro y de adentro peleando con el que hace dos años era su más íntimo amigo.

¿Será verdad que no hay nada mejor para un peronista que otro peronista?




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