01 diciembre 2007

Tocan en refugios, otros ensayan en lugares pasajeros y también están los que utilizan el garage de su propia casa. Pero aquellos que busquen elevarse del terreno, que quieran escalar con la partitura en mano o canalizar en un punteo su desencanto con la vida, tienen la posibilidad con esto que cayó desde arriba. Apareció un espacio como casi todos: La Montaña.
En la foto se pueden ver los diferentes equipos que tiene la sala. Nos adelantaron que varias lamparitas de colores ornamentan un lugar destinado al libre albedrío de músicos, de los que aparenten serlo y de los que se acerquen a zapar en su tiempo de ocio.
Aunque algunos reconozcan la influencia del personaje de Tony Montaña en Scarface, los idealistas de este proyecto aseguran que el nombre deriva de la inmensa energía que transmite semejante fruto de la naturaleza. Ma` madera!. (cuak!).
"La montaña es mágica", tiró Thomas Mann en su novela. "Aquí me planto entre las montañas Blue Ridge, con una escopeta al hombro y un revólver en la mano”, deslizó un muerto agradecido de los Estados Unidos. Y "Pagarán por mi montaña, pagarán por mi montaña...", no la dijo el obsesivo dueño de la sala si no que el flaco Spinetta en un proceso delirante y creativo de sus composiciones.
Arrancan esta semana con su quimera, así que les mandamos varios soplos de energía positiva a los muchachitos emprendedores de esta despojada sala de ensayo llena de acordes. Acorde a la libertad.

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