Como el pavo real que emperifolla la portada del álbum, Juanito el Cantor despliega en éste disco un puñado de canciones preciosistas y autobiográficas. Acompañado de una guitarra criolla (omnipresente) que hace las veces de bajo, pero también de percusión, Juanito se las ingenia para salir airoso e instalarse así, entre los nuevos cantautores (Félix, Coiffeur, Bicho Bolita, Punga, etc.) que están reverdeciendo –en secreto– el rock argentino. En su tema "Amarillo", el músico desafía: "darle un cheque en blanco a quien sólo espere de mi una sonrisa". La voz de Juanito es afinada, cálida, y denota cierta añoranza por las cosas perdidas; por caso: su niñez. En "Ay mi gorrión", una canción entre infantil y siniestra, el músico desmiente: "Alguien dijo que te perdí / sé que no es así / es sólo que entre tanto lío no te encuentro". Situado a mitad de camino entre Silvio Rodríguez y Leo García, Juanito apuesta a las escalas menores, los pianos algo jazzy y el buen manejo de los matices. Y aunque por momentos parece un quemado, como cuando entona: "Voy a sacar el pito por la ventana y hacer pis", el cantautor posee la sana costumbre de tallar versos cortantes: "Me enamoré de tus hojas secas" ("Dónde está la luz"). Si bien Juanito pecó en querer desenvainar todas sus virtudes juntas en un mismo disco, cabe afirmar que se trata de una de las revelaciones del año.Fuente: Pop Nervioso
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