22 abril 2014

Violencia en el fútbol (Las cartas del Chico Beto)



Hola querido primito Hugo:
                                            ¿Se te pasó la ofendida weón? Yo sé que esperabas mi presencia en esa ciudad pero seme sincero, no está para bollos la cosa, Rolo (el que nunca viaja solo) tenía razón. Ya desde la lejanía se veían helicóteros y no se cuántas porquerías más, yo no estoy para la guerra Huguito , yo estoy para la paz.

                                           Bueno, lo pasado pisado y olvidado así que me voy a dedicar a contarte las últimas nuevas. Cuando le metimos el rodeo a la ciudad de rosario, agarramos en un momento la autopista a la capital de tu provincia y meta charla con el Rolo cuando el me desilizó, asi como quien no quiere la cosa, que cerca de un pueblo que se llama Bigán, en una estancia poco conocida, se hacía lo que se denominaba “la picada con picado”. Yo le pregunté qué cuernos era eso y Rolo me contó que es un evento en que varios camioneros se juntan a jugar un partidito de fulbo y se clavan unos jamones y unos quesos de la santa cristina.

                                           A lo mío me llamaron querido Hugo! Sabés que si hay algo para lo que me he destacado es para el fulbito. Famosa es la historia de cómo inventé la chilena, ¿te acordás? Era un lunes a la tarde, a eso de las 16 horas, cuando estábamos jugando con el primo David. Yo estaba esperando que el saque del arco y me encontré de espaldas al arco rival. David no se decidía a sacar y eso hizo que me pierda en mis propios pensamientos sobre estrategia y táctica futbolística, sobre ataque y contrataque, defensas en zona y hombre a hombre. En un momento escuché “Beto!” y me di cuenta de que tenía la pelota casi encima y no pude hacer otra cosa que saltar por los aires y practicar una media vuelta que terminó con mi pierna derecha imantando el balón y enviándolo al ángulo de los weones de los Andradas. Qué épocas aquellas Huguito.

                                              Bueno, podría contarte un montón de estupideces que se sucedieron entre que bajamos del camión de Rolo y comenzó el partido pero, como sabrás, yo no estoy para estupideces así que me voy directo a los bifes. Logré convencer a mis compañeros de equipo que debía jugar desde el inicio como centrodelantero, que yo la reencarnación de Bam Bam Zamorano pero con más habilidad. Apenas comenzó el partido recibo un balón comprometido del “gordo Rulemán” (le decían así) un poco comprometida pero logro dominarla y a mi izquierda estaba “Saúl el desdentado” esperando el centro. No lo vi bien ubicado entonces decidí rematar al arco, la pelota se fue lejos. Ahí comenzaron los insultos, cada pelota que me daban intenté hacer lo que mejor me sale, definir, pero no entraba una. Estuve tan obsesionado con el gol que en un corner me elevé entre todos los defensores y logré cabecear al ángulo. La pelota entró con una violencia inusitada y salí corriendo a gritar el gol pero lo que no me había percatado era que era un conrer en contra de nuestra valla. Fue gol en contra.

                                            Cuando las cosas no daban para más y el partido se me hacía cuesta arriba se dio lo imposible. Recibo de espaldas al arco, hago un quiebre de cintura mágico y desairo a un central, encaro para el arco, tiro la pelota a un costado y el arquero me comete un penal grosero. Como Alexis Sanchez en la Universidad Católica, agarré el balón y me hice cargo de la pena máxima. De más está decir que el balón tomó una altura inusitada que desafió todas las leyes de la física conocida perdiéndose este en la inmensidad de la estancia. En síntesis, no fue gol. A mi derecha “nudillos Gonzalez” me lanzó con su botín izquierdo impactando en mi pómulo derecho al grito de “ta vamos a hacer pelota, chileno madera”.

                                            Desde ya te digo que decidí emprender una retirada veloz a campo traviesa para resguardar este cuerpito que Dios me dio. En este momento estoy escondido en detrás de un sauce llorón asegurándome de que el gordo rulemán, Saúl el desdentado y nudillos Gonzalez hayan desistido de su promesa de “molerme los huesos”. Ojalá que así sea.


Te extraña y espera seguir con vida
El Chico Beto

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