Hay una complicada correspondencia entre ambas disciplinas, correspondencia que se verifica desde el origen mismo del séptimo arte.
La naturaleza del cine, heredero del teatro y de la fotografía entre otras artes, está íntimamente relacionada con la arquitectura. El espacio y la luz son protagonistas fundamentales en las dos y la compleja relación que se establece se verifica biunívocamente en ambas disciplinas.
Más allá de ser el soporte físico de la acción dramática (como en “Blade Runner” o “El vecino de al lado”) la arquitectura es muchas veces uno de los materiales con el cual algunos realizadores cinematográficos plantean sus obras. La narración, que forma parte excluyente del cine, también puede encontrarse en la arquitectura, que según varios autores, puede ser leída como un texto.
Desde “Metrópolis”, película del alemán Fritz Lang (1928), hasta “El origen”, de Cristopher Nolan (2010), los cineastas han especulado con la naturaleza del espacio.
La naturaleza del cine, heredero del teatro y de la fotografía entre otras artes, está íntimamente relacionada con la arquitectura. El espacio y la luz son protagonistas fundamentales en las dos y la compleja relación que se establece se verifica biunívocamente en ambas disciplinas.
Más allá de ser el soporte físico de la acción dramática (como en “Blade Runner” o “El vecino de al lado”) la arquitectura es muchas veces uno de los materiales con el cual algunos realizadores cinematográficos plantean sus obras. La narración, que forma parte excluyente del cine, también puede encontrarse en la arquitectura, que según varios autores, puede ser leída como un texto.
Desde “Metrópolis”, película del alemán Fritz Lang (1928), hasta “El origen”, de Cristopher Nolan (2010), los cineastas han especulado con la naturaleza del espacio.
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