27 marzo 2014

Rutas argentinas (las cartas del chico Beto)


Hola querido primito Hugo:

                                            Ando con ganas de volverme, esto cada día me parece más raro, pero no, no era la idea en un principio y tampoco lo será en un final. Si algo tenemos los “de los Andes” es coherencia, podremos no tener dinero, no tener educación, ser medio ladris pero somos coherentes.
                                            Como sabrás, no te estaba escribiendo del futuro la última vez sino que fue una mezcla letal de resaca y San Luis. Una vez que caí en cuenta de que seguía siendo el 2014 y que debía seguir con mi procesión me aventuré a la primera estación de servicio que encontré y, una vez allí, al primer camionero que encuentre.
                                            Estuve esperando pateando piedritas alrededor de una hora cuando se acercó Ramón, el rey de los camiones, según su versión, que me hizo subir a su “escania” y me llevó a través de las rutas argentinas, hasta el fin. (Te digo lo único incómodo fue que escuchaba siempre la misma canción, que si no me equivoco, se llama “Rutas argentinas”).
                                            145 km de “Rutas argentinas” después le pedí que me dejara, que seguía a patacón porque no quería perderme el paisaje, cuando en realidad no podía escuchar más esa canción del infierno. Ramón me dijo que no, que seguro era porque yo debería tener los dedos super adheridos de esperarlo a él para que me lleve por las rutas argentinas, que me quede tranquilo que chicas y muchachos nos esperaban allá, ahí es donde me empecé a preocupar, me empezó a agarrar un miedo comparado al que me había embargado con el “vin disel” andino, sabés que yo soy bien despierto para darme cuenta de los locos, y este Ramón, este camionero, estaba loco.
                                            Me quedé callado mientras él siguió con que me quede tranquilo que allá nos esperaban, que llevábamos buenas cosas y fue cuando sentí que no te la contaba, que esta carta no iba a existir. Le pregunté qué llevábamos y, para mi terror, me dijo “buenas cosas” y yo le pregunté “¿qué cosas?” y me dijo “buenas” y me sonreía con la mueca de un asesino serial y le hice un “ok” con el dedo.
                                            Cuando ya se me hizo insoportable esto le pedí si me dejaba bajarme, le pedí por favor al weón, pero el me dijo que me llevaría por las rutas argentinas “hasta el fin” entonces me acordé de esa película del Bruce Willis y apenas pude, me tiré del camión, rodé y rodé y rodé cual Rolling stone mientras Ramón se fue gritando “Rutas argentinas hasta el fin”.
                                            Este país es muy raro Huguito, muy raro. Por lo pronto te escribo desde el costado del camino porque si hay algo que tienen en este país es camino y costado.



Te quiere
El chico Beto


No hay comentarios.: