¿Donde confluyen las fuerzas que moldean una ciudad?
Una de las primeras imágenes que nos viene en mente cuando nombran una ciudad, suele ser la de algún espacio público: Londres y Trafalgar Square, Paris y la explanada del Louvre, Buenos Aires y la Plaza de Mayo, New York y el Central Park.
¿Y Rosario?
Desde mediados de siglo XIX los parques públicos en la Argentina comienzan a ser utilizados como una herramienta ordenadora, con la finalidad de cualificar y direccionar el crecimiento urbano. Si bien en nuestra ciudad se crearía en 1900 el Parque Independencia (con el parque inglés y el Central Park neoyorquino como referentes), los ejemplos más propiamente rosarinos a nivel de espacio público comenzarán a aparecer recién en la década de 1990. Desde entonces, el frente costero parece ser una de las áreas más concurridas de nuestra ciudad. Desde el polémico (y futuro) Puerto de la Música hasta la cabecera del puente a Victoria, pasando por el Monumento a la Bandera y por los clubes náuticos, esta estrecha franja de tierra concentra gran parte de los espacios públicos de la ciudad.
Haciendo un poco de historia, podemos decir que desde los años ´80 en Rosario se conjugarán distintos factores que serán las bases sólidas de este proceso: la vuelta de la democracia en 1983 y la necesidad de contar con lugares de libertad y encuentro social; la sucesión de distintos gobiernos municipales interesados en fomentar estos espacios; la aún insipiente confraternidad entre poder político e intereses privados; la nueva preocupación de vincular hábitat urbano y naturaleza equilibradamente (recordemos el auge por esos años del movimiento ecologista); la tendencia global de recuperación y reconversión, en clave social y cultural, de viejas infraestructuras portuarias entradas en desuso. Podría afirmarse que en Rosario la caída de los inútiles muros, tanto materiales como políticos, devuelve a los ciudadanos estos espacios de comunión con la naturaleza y con el resto de la sociedad.
Si bien lo interesante del ejemplo rosarino tiene que ver con la proyección en etapas de este “parque lineal costero” aún inconcluso, en esta entrega de Apuntes de Arquitectura haremos pié en lo que consideramos la piedra angular de esta ambiciosa iniciativa: el Parque de España y su Centro Cultural.
Esta obra del catalán Oriol Bohigas es un verdadero condensador de innumerables actividades que resuelve en de un modo aparentemente sencillo ese universo complejo de funciones superpuestas que se suceden en paralelo.
Edificio público y privado a la vez, es escuela, teatro y centro de exposiciones. Su escalera monumental (en relación con la escala del Paraná) es escenario propicio para el esparcimiento, la actividad física y las manifestaciones culturales de todo tipo, Aquí se resume y se concentra la esencia de una ciudad portuaria que ha aprendido a relacionarse con su río.
Siéntanse invitados, este jueves en MTQN, a inmiscuirnos juntos en los vericuetos de esta importantísima pieza urbana.
04 noviembre 2010
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