El día que todos nos escandalizamos

Argentina había ganado y, mientras disfrutaba de las últimas papas fritas y cerveza que me habían acompañado durante la “Batalla de Montevideo” (sic), me acomodé para ver la conferencia de prensa de nuestro DT.

En mi caso nunca le presto mucha atención al tele luego de un partido y este caso no fue mucho más diferente pero una frase hizo que me diese vuelta y clave la mirada en la pantalla. Sí, otra famosa frase del Diego: “que la chupen”… Uy! Al Diego se le saltó la cadena otra vez.

“Vos la tenés adentro” siguió pronunciando con una verborrea que sólo Diego Armando Maradona puede justificar desde un micrófono.

Políticamente incorrecto: si.

Desmesurado: también.

Desafortunado: claro.

Pero el tema no es lo que dijo nuestro DT sino la pacatería, la moralina, el afán de ser más educados, más correctos, más instruidos del periodismo argentino es algo que ya no tiene forma de medirse.

El periodismo deportivo sufre de una bipolaridad que no se puede comparar con otras áreas de esta profesión porque si hacemos un poco de memoria hasta hace unos días Clarín/Olé encuestaban a sus lectores sobre si “Maradona debería seguir en su puesto clasifique o no”.

Fox Sorts llena su programación de 10 HORAS PREVIAS AL PARTIDO con lo mismo que llena Rial sus 10 horas semanales: chismes, acusaciones, juicios de valor, críticas y más chismes.

Eso no es periodismo, es espectáculo.

Pero todo cambió.

Luego de que Maradona los invitara a succionarla se transformó todo.

Pasaron de ser fabricantes de historias, creadores de rumores, agitadores de banderas a profesionales del periodismo que hacen su trabajo. Salió la moral, la ética ciudadana, la argentinidad, la educación y todos nos sentimos ofendidos y nadie se sintió tocado por las palabras del DT (excepto Toti Pasman, obviamente).

Palabras como “vergüenza”, “guarangada” y “rencor” llenaron las páginas de los diarios y nos transformamos en señoras indignadas que no merecíamos este trato.

Hace ya un tiempo largo que el periodismo futbolístico da asco y esto es sólo un ejemplo más.

TXT: Federico Aicardi