Bodegón Blues y una música que no necesita estar de moda

Los martes en Suipacha y Guemes, el Dixon se vuelve como un patio de comidas pero literalmente. O sea, se puede ir deambulando de mesa en mesa, caminando, gritando, correteando e ir charlando a lo patio familar o entre amigos. Un reencuentro entre muchas personas. Bodegón Blues tiene una excelente música que nada tiene que ver con la que suena los fines de semana en ése mismo lugar. Peña es quien se encarga de musicalizar la velada con jazzeros, bluseros viejos y rockeros de décadas añejas. Volviendo a los orígenes del género y bastante alejado de lo nuevo. A veces acompañan videos en las pantallas y otras, la música por sí sola.

El menú es propio de un auténtico bodegón. Ahora sale $25 y sigue siendo rendidor: el plato se puede repetir (ha hanido pollo, locro, pastel de carne, tallarines o guiso), hay vino con el viejo sifón de soda sobre la mesada armada con caballetes, postre que casi siempre es el queso y dulce, y el vaso de vidrio apropiado según la bebida que se pase a elegir. Las mozas -y muchas de las personas que trabajan ahí- son de la zona de Pichincha, el dueño del lugar dijo que "es para formar una especie de familia entre los vecinos y de paso, que banquen la música que suena hasta las 3 o 4 de la madrugada". Es que son varios los artistas que se congregaron para zapar en vivo. Desde los Ojos de Buey, saxofonista de Broken Toys, Piturro de Shocklenders, Ike Parodi de Vudú, Coki, viejos rosarinos del blues, Popono y gran parte de Los Vándalos, entre otros. Abajo dejamos un video filmado éste último martes.
En muchos lugares de norteamérica existen noches así. Acá es más inusual pero no deja de ser común el código familiar y de rock que el lugar ofrece. El rosarino Reynaldo Sietecase antes de que existiera éste bodegón sacó un libro que se llama: "Los bares: barcos en tierra". Probablemente tenga que reeditarlo y hacer un nuevo capítulo porque el Dixon armó un patio para escaparse hacia otro lugar estando en la misma ciudad.

**Los lunes también abre 22hs pero no hay zapada durante la noche. "Una comida bien pulenta", decía el pizarrón de la puerta ésta semana para darle la bienvenida a los comensales**

Txt: Quintín Palma