11 junio 2013

Presentación de la Revista Apología Nº 7.

El próximo domingo 16 de Junio, a las 18hs, se estará presentando, junto a Inframundo Reviposter, la 7ma edición de la Revista Apología, la cuál es dirigida por nuestro columnista de "Literatura de los Márgenes", el talentoso Santiago Beretta.
En esta ocasión, la cita es en Bienvenida Cassandra (Sarmiento 1490). Allí se desarrollará una "charla debate" bajo la temática "El Periodismo: ¿Cárcel, refugio o aventura?" y contará con la presencia de nuestro conductor Federico Fritschi y la periodista y escritora Beatríz Vignoli como invitados.
Compartimos un texto que nos dejó Santiago, que sirva, tal vez, como disparador para la mesa que se llevará a cabo el día de la presentación:

El periodismo como posibilidad de escucha y encuentro con el Otro.
Por Santiago Beretta (Director Revista Apología)
Uno de los atributos más importantes con los que debe contar un periodista es el de la curiosidad. En épocas donde la propuesta existencial es construir paredes donde recluirse, la posibilidad  de escuchar a otro, con el riesgo y la dificultad que esto implica, es aventurarse, antes que nada, en un tiempo diferente.
Emitimos y recibimos  sin fin de mensajes día tras día; desde los mensajitos que nos llegan al celular hasta las toneladas de noticias que nos llueven de forma tormentosa: tan rápido los tragamos como los cagamos luego. La velocidad es aquí el actor principal;  el contenido apenas su relleno.
Un tren bala directo a la nada donde cenamos nuestra absurda inmediatez, el estar en un ahora que empieza y termina en sí mismo sin echar raíces y del que cada vez es más difícil salir.
El desarraigo, explica Houllebecq, es transitar un mundo fantasma donde nada nos conmueve. La arquitectura de una estación de trenes, por ejemplo, ya no es concebida para generar en el que la transita un acercamiento hacia ella, una vinculación emocional que descubra o cuente algo. La funcionalidad es la meta actual: posibilitar  la mayor circulación posible de mensajes (tanto informativos como publicitarios). Una iglesia del Medioevo sumía al cristiano en un mundo por descubrir, lo sumergía. Un shopping, por el contrario, obliga al consumidor a no detenerse nunca.
La velocidad se refuerza a sí misma. Sin detención no hay posibilidad de interiorización, de escucha respecto al mundo como a uno mismo. El mundo es un maldito supermercado a mil por hora.
En este contexto, la charla profunda se vuelve escasa. Conversar es detenerse y detener al mundo. Investigarlo, ponerlo en cuestión. Prenderlo fuego para ver cuál es su verdadera estructura.
Esta es la principal misión de un verdadero periodista. Bajo el velo uniformador que todo lo explica desde la funcionalidad suceden las emociones que nos sacuden. La vida late castigada y se expresa a si misma a pesar de las mordazas.
La información, en tanto derecho para la libertad de pensamiento, se convierte en mercancía al servicio de este sistema cuando se somete al ritmo del ahora. Por esto, también por chatura o falta de posibilidades,  hoy en Rosario poco se dedica el periodismo a descubrir su ciudad, donde conviven, en la rutina y la monotonía, aventuras como alteridades que se encuentran y conviven no sin problemas.
Salir a la calle a escuchar. Aprender a escuchar, lo cual es un proceso lento. Aprender la lentitud, maravilla cada vez más negada. Estas son las herramientas de la curiosidad, que no se enseñan en la escuela de periodismo sino que aparecen en el cuestionamiento de lo establecido. Es decir, una experiencia vital primero, posibilidad del oficio después. Aquí el desafío, necesario y maravilloso. Aquí la posibilidad de descubrir el mundo.

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