17 junio 2014

La Garganta Poderosa en el Mundial

Ayer contamos en la radio que la gente de La Garganta Poderosa está haciendo una cobertura muy original de este Mundial de Brasil. Este emprendimiento colectivo de movilización y comunicación popular está instalado en una de las favelas de Rio de Janeiro y desde allí nos están contando como se vive el otro mundial, el de las clases populares. Y como reportero de lujo lo llevaron René Houseman.
Desde allí están escribiendo crónicas y realizando unos imperdibles informes audiovisuales sobre las experiencia a los que se puede acceder en sus redes sociales: el Facebook de La Garganta y el twitter https://twitter.com/gargantapodero donde la información se actualiza minuto a minuto.

Les dejamos un video de la llegada de el equipo de La Garganta Poderosa a Rio y el primer encuentro con la favela.

A poco de llegar a Brasil y todavìa acelerados a mil, grabamos este video para que conozcan a esta favela poderosa, ajena a la monstruosa cobertura internacional y al torbellino de noticias que se forma con el Mundial. Lejos de los centros para periodistas y las zonas tuneadas para turistas, hoy tenemos una comunidad que nos abraza, para hacernos sentir como en casa, porque aunque nunca habìamos estado de este lado de la frontera, ¡en Santa Marta se respira cultura villera!



Y otro que se llama "El mejor partido de nuestra vida". En el que se puede ver el picadito mixto que armaron la Villa Zabaleta representando a Argentina y la favela Ciudad de Dios representando a Brasil.

Todo eso que no oíste en la crónica que escribimos, todo eso que no viste en las fotos que subimos y todo eso que no sentiste en las horas que compartimos, intentamos que pudiera caber en un solo corto audiovisual, en pos de romper el silencio sepulcral de los que perdieron su voz a manos de la película “Ciudad de Dios”. Pues la realidad se rebela frente a la industria amarilla, cuando la favela se funde con la villa, para jugar su propio picado contra la discriminación, trabando ante el mercado de la demonización. Y sí, además de organizarlo, los dos queríamos ganarlo, pero mucho más queríamos jugarlo, para demostrarle a toda la gente que la realidad es diferente al imaginario que construyen del barrio, en el cine o en el diario. Chau al mito y hola al partidazo, que terminó… ¡Con un grito y un abrazo!


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