Hoy vamos a referirnos a uno de los maestros indiscutidos de la arquitectura contemporánea, referente ineludible para arquitectos en todo el mundo.
Clorindo Testa nació en Nápoles en 1923, pero a corta edad llega a Argentina con sus padres, donde se educa. A principios de los 50, después de recibirse de arquitecto en la Universidad de Buenos Aires, vuelve por un corto tiempo a Italia. Cuando regresa a Argentina, establece su estudio en Capital Federal. Establecer líneas de continuidad en su obra se torna una tarea difícil, casi imposible. Lo mismo podemos decir de sus influencias, que no surgen con claridad, si bien en su primera etapa, la más evidente es la del maduro Le Corbusier de la Unitè d´habitation y de Romchamp. Como el maestro suizo, Testa convoca en su persona las categorías de artista plástico y arquitecto, pero parece mucho menos preocupado por determinar los mecanismos que ordenan su producción. Testa es arquitecto y artista, artista y arquitecto; es imposible separar ambas actividades. Esta doble condición explica muchas de las cualidades plásticas de sus edificios, el manejo escultórico de ciertos materiales, así como el uso desprejuiciado del color, de los volúmenes y de las formas a lo largo de toda su producción.
Apenas empezada su carrera, Testa gana tres concursos que le darían reconocimiento nacional e internacional: el Centro Cívico de Santa Rosa, La Pampa (1956, junto a Davinovic, Gaido y Rossi), la sede en Buenos Aires para el Banco de Londres (1959, asociado a SEPRA) y la Biblioteca Nacional (1962, con Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga). Las tres obras están realizadas en hormigón visto, utilizando un lenguaje cercano al brutalismo corbusieriano, pero en los años que median entre el Centro Cívico y la Biblioteca, este lenguaje se aleja paulatinamente del de Le Corbusier para volverse personal y único.
El Banco de Londres en Buenos Aires es un hito de a arquitectura moderna, así lo confirman multitud de libros y trabajos académicos publicados sobre él en todo el mundo. El edificio, hoy Banco Hipotecario Nacional, llama la atención por el tratamiento plástico de sus fachadas, compuestas por grandes piezas de hormigón visto que parecen chorrear desde la cubierta hacia la calle, haciendo las veces de sostén estructural y de pantalla perforada, de membrana concreta que articula el generoso y expansivo espacio interior con el estrecho espacio urbano, materializando una particular intención de continuidad entre ambos ámbitos. Ésta continuidad fue una de las premisas de la propuesta del Testa, con la clara voluntad de penetrar con las angostas calles céntricas en el interior del edificio, conformando una suerte de plaza techada, según palabras del propio Testa. Sin embargo, por su escala, por sus alturas, incluso por la tenue prolongación de ciertas líneas y la persistencia de ciertos ritmos, el Banco establece un sutil dialogo con sus vecinos. El proyecto comienza por subvertir muchos de los supuestos que se suponían inamovibles para un edificio bancario y que dieron respuesta a la necesidad de renovar la imagen de la institución que convocaba el concurso. La usual envolvente muraria, opaca y pesada, es ahora transparente, con el vidrio conformando una segunda piel que corre por detrás de las pantallas perforadas de hormigón.
El espacio interior, producto de una audaz operación estructural, es múltiple, complejo, diáfano, con voluntad urbana. Permite miradas cruzadas desde adentro hacia afuera, desde un nivel a otro, de arriba hacia abajo, desde abajo hacia arriba. El público y los empleados circulan por espacios generosos, ricos. La luz ingresa tamizada por las pantallas perforadas y se derrama por las superficies de hormigón visto, tratado exquisitamente, que materializa todo el edificio.
Convertido en un edifico icónico de una ya madura “modernidad” rioplatense, el Banco de Londres es Monumento Histórico Nacional desde 1999.
El edificio de la Biblioteca nacional merecería un capítulo exclusivo. Valga como dato que estamos frente a uno de los edificios públicos de mayor calidad, rigor y contundencia urbana que podemos encontrar en nuestro país, emblema de la ciudad de Buenos Aires.
En su extensa carrera, Testa indagó en casi todas las escalas y en casi todos los programas: la casa unifamiliar, el edificio institucional, los planes urbanos, no son ajenos a su curiosidad insaciable: el Hospital Naval en Buenos Aires, la rambla “La Perla” de Mar del Plata, el Centro Cultural Recoleta, el Buenos Aires Design y la Ciudad Cultural Konex son solo algunas de los edificios que concretó. Toda su producción, tanto arquitectónica como pictórica, tiene un sello inconfundible, pero sin embargo nunca se repite.
Testa explora aún hoy, con más de 85 años, nuevas formas de hacer arte y arquitectura con la frescura de un niño.
Si no lo pudiste escuchar en vivo... escuchalo más tarde.
Si no lo pudiste escuchar en vivo... escuchalo más tarde.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario