07 mayo 2014

Mueran imbéciles! (las cartas del Chico Beto)



Hola querido primito Hugo:
¿Cómo andai weón? Yo ya estoy del otro lado de la frontera disfrutando de este país tan vasto y variopinto. Hace unos días que tendría que haber cruzado pero me choqué con las cataratas y acampé a la intemperie cual Robinson Crusó.
Fue cosa de unos días eso de adaptarme, tengo algo de prehistórico en mi cuerpo, algo del genoma originario que hace que eso de las comodidades posmodernas me sean eso, comodidades.
Pasaron los días mientras me hallaba otra vez pensando en si este no era el lugar para quedarme, si no era mi lugar en la tierra, estoy muy meditabundo estas últimas jornadas.
A lo lejos, un animalito, una cosa que era mezcla entre rata y oso hormiguero me llamó la atención, era bonito, y me le acerqué como a una niña tímida. Me miró a los ojos y con eso ya me contó todas las atrocidades que el hombre le había hecho a su habitat, los árboles que habían fallecido a manos del mal llamado progreso, de esa avanzada humana que estaba aniquilando a la madre naturaleza, era, básicamente, un matricidio.
Me volví con mi congoja a cuestas para empezar pensarme parte de este nuevo ecosistema cuando me percaté de una cosa, no quedaba nada de mi campamento. A lo lejos un anciano me dijo “boludo, te robaron los coatíes” mientras reía a carcajadas.
Lo único que me dejaron fueron una birome, un papel y un teresito que pisé antes de ponerme a escribir esta carta. Hugo, la naturaleza es madre y hay que respetarla pero más vale que no me cruce a un Coatí porque termina como terminan todos los bichos, en un asador. Si tuviese tiempo me encargaría solito de extinguir a este bicho de mierda.

Ojalá mueran

El Chico Beto

No hay comentarios.: