Hola querido primito
Hugo:
Como verás en el título de la
carta esta misiva está dirigida a ese chico que trabaja con vos, sí, ese truhán
que nunca creyó que podía llegar a Río de Janeiro antes de que comience el
mundial. Pues bien, weón, estoy en Río!!!!!
Sí Huguito, el chico Beto llegó a Río de Janeiro y llegué en mi ley. A
pesar de todos los que no creían en mi, a pesar de las malas ondas, de las
tribus originarias, a pesar de la falta de dinero, sueño, ayuda. Todo gracias a
ti, huguito. Fuiste mi cable a tierra. Gracias.
Te cuento, me fui a Ipanema, a conocer las playas y descansar un
cachito. Mientras caminaba veía como las garotas mostraban sus cachas al febo
y, cacha va, cacha viene. Frené en la “posta” 9 que es como un balneario.
Al caer el sol decidí levantar mi poto enarenado y me di cuenta de que
ya no había tantas féminas y empecé a ver puro machote. Y en un tirito, los
machotes empezaron a los arrumacos, que beso va, que roce de sunga y me di
cuenta de una cosa. La posta nueve es la posta de los gays.
Me agarró un julepe bárbaro pero al ratito se me fue y me dije “si estás
en brasil, haz lo que los brasileros” y me puse a hacer el trencito carioca con
los maracas. Así estuve durante horas hasta que le pregunté a uno dópnde jugaba
la roja, en qué estadio y ahí está la cosa.
Hay un problemita que no me había percatado. El primer partido de la
roja es en Cuiaba y queda un poquito lejos de Río, a 2000 kilómetros . Son
20 horas en auto o 2 horas en avión. ¿Qué hago? ¿Me quedo con los maracas o me
voy a alentar a la nuestra?
Te quiere
El chico Beto
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