Por Federico Aicardi
Un nuevo año, una nueva temporada y, gracias al fin del artísticamente abúlico enero que sufrimos todos los años en esta ciudad, un nuevo arranque de la temporada teatral que nos acostumbra a poder dsifrutar de muchísimas propuestas diferentes y del nacimiento constante de nuevos grupos.
Este el caso del grupo Pause dirigido por Sebastián Villar Rojas y Paula Valdez Cozzi que estápresentando los sábados a las 22 hs en el teatro Caras y Caretas “Moderna” una obra escrita por el mismo director y protagonizada por Natalia Dean, María Florencia Sanfilippo, Emilio Dei-Cas y Gabriel Cejas.
Moderna nos introduce en el seno de una pareja que pasa por las vicisitudes de cualquier pareja que convive. Desacuerdos, reproches, mentiras, secretos y rencor tiñen cada palabra que enuncian y no está en el interés de los personajes ocultar estos sentimientos. Pero el día en el que transcurre la obra no es un día cualquiera, la llegada de Moderna empuja a Aleja a intentar pintar su realidad con el color del éxito y la felicidad sin que nada ni nadie impida este montaje (aquí nos encontramos con un guiño interesante ya que presenciamos un montaje dentro del montaje lo que da a la obra un sesgo realista interesante).
En la espera de Moderna aparecerá un empleado de pizzería, de excelente interpretación por Gabriel Cejas, que será el primer desvío que tomará la obra. Este momento es la gran pincelada de extrañamiento, de “simultaneidad de historias al estilo de Rafael Spregelburd” según palabras de Villar Rojas .
No creo necesario (y sería un despropósito) revelar el vuelco que toma la obra con la llegada de Moderna a escena así que para esto los dejo con la intriga de saber qué es lo que sucede en ese momento.
En “Moderna” nos encontramos ante uno de los nóveles dramaturgos más interesantes de la ciudad, con frases del calibre de “a vos sola se te ocurre pedir en un delivery que no tiene teléfono” nos puede situar tanto en una intimidad caótica como en un mundo posapocalíptico con el giro de un vocablo.
Existen algunos espacios que la puesta no termina de aprovechar como algunas actuaciones que son preponderantemente lineales, con pocas contradicciones en una propuesta de carácter mayormente realista. La relación de la pareja de Albert y Aleja se evidencia desde el primer momento como tensa y no encontramos muchos espacios para reconocer el momento en que no lo es, el lugar donde se aman, se quieren y respetan. Sólo con la llegada de Moderna, personaje que tampoco presenta (o representa) contradicciones emocionales, podremos ver algún cambio en sus actitudes.
En resumen, “Moderna” es una gran obra en potencia que recién se encuentra viendo la luz y que es poseedora de una capacidad que no todas las obras de la ciudad poseen, la capacidad que otorga un texto maravilloso.
Moderna nos introduce en el seno de una pareja que pasa por las vicisitudes de cualquier pareja que convive. Desacuerdos, reproches, mentiras, secretos y rencor tiñen cada palabra que enuncian y no está en el interés de los personajes ocultar estos sentimientos. Pero el día en el que transcurre la obra no es un día cualquiera, la llegada de Moderna empuja a Aleja a intentar pintar su realidad con el color del éxito y la felicidad sin que nada ni nadie impida este montaje (aquí nos encontramos con un guiño interesante ya que presenciamos un montaje dentro del montaje lo que da a la obra un sesgo realista interesante).
En la espera de Moderna aparecerá un empleado de pizzería, de excelente interpretación por Gabriel Cejas, que será el primer desvío que tomará la obra. Este momento es la gran pincelada de extrañamiento, de “simultaneidad de historias al estilo de Rafael Spregelburd” según palabras de Villar Rojas .
No creo necesario (y sería un despropósito) revelar el vuelco que toma la obra con la llegada de Moderna a escena así que para esto los dejo con la intriga de saber qué es lo que sucede en ese momento.
En “Moderna” nos encontramos ante uno de los nóveles dramaturgos más interesantes de la ciudad, con frases del calibre de “a vos sola se te ocurre pedir en un delivery que no tiene teléfono” nos puede situar tanto en una intimidad caótica como en un mundo posapocalíptico con el giro de un vocablo.
Existen algunos espacios que la puesta no termina de aprovechar como algunas actuaciones que son preponderantemente lineales, con pocas contradicciones en una propuesta de carácter mayormente realista. La relación de la pareja de Albert y Aleja se evidencia desde el primer momento como tensa y no encontramos muchos espacios para reconocer el momento en que no lo es, el lugar donde se aman, se quieren y respetan. Sólo con la llegada de Moderna, personaje que tampoco presenta (o representa) contradicciones emocionales, podremos ver algún cambio en sus actitudes.
En resumen, “Moderna” es una gran obra en potencia que recién se encuentra viendo la luz y que es poseedora de una capacidad que no todas las obras de la ciudad poseen, la capacidad que otorga un texto maravilloso.
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