23 junio 2011

APUNTES DE ARQUITECTURA Nº30 GRUPO AUSTRAL

Para los festejos de la edición número 30 de los Apuntes de Arquitectura y palpitando el receso de mitad de año, nos despediremos con una entrega que se nos hace muy placentera, ya que en este capitulo confluirán muchos de los temas que estuvimos introduciendo en estos dos años. Este jueves desentrañaremos la historia del germen de la vanguardia moderna en nuestro país.
En el otoño europeo de 1937 y aprovechando el fin de su viaje de egresados por aquel continente, Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan llegan al estudio del 25 Rue de Sévres en París, dirigido por Le Corbusier, con el sueño de poder trabajar y aprender de arquitectura junto al maestro. Al presentarse ante él como “arquitectos argentinos” Le Corbusier los acepta con la condición que trabajen en conjunto para confeccionar un Plan Director para la Ciudad de Buenos Aires. Desde su primera visita al país en 1929 el maestro estaba intentado realizar ese ambicioso proyecto urbanístico y esta inesperada visita devolvía la esperanza de lograr aquel ansiado encargo. Así los dos jóvenes, ayudados por un grupo de amigos y colaboradores que les enviaban desde Argentina la información necesaria, fueron poniéndose manos a la obra.
En ese mismo atelier, encargado de distintos proyectos, también se encontraba un arquitecto catalán un poco mayor que ellos. Su nombre era Antoni Bonet Castellanas, con quien entablan una fuerte amistad.
Una vez concluida la labor de los tres voluntarios en el estudio parisino, los argentinos deciden retornar al país y convencen a Bonet para que los acompañe. Enterado del fin del sueño republicano en manos del franquismo en España y, probablemente, también tentado por la posibilidad de concreción del flamante Plan para Buenos Aires, el catalán vislumbra en esta propuesta un próspero futuro.

Todos los actores de esta historia están en escena: comienza a prefigurarse el Grupo Austral. Jorge Francisco Liernur define con gran poder de síntesis la vida de Austral: “Apenas llegados los tres a Buenos Aires se dieron a la tarea, sumando al grupo a quienes se habían estado involucrando con el Plan en los meses previos: Vera Barros, López Chas, Ítala Villa, Sánchez de Bustamante, Le Pera y Ungar. Su propósito era unirse exclusivamente para lograr una transformación de la arquitectura, pero estaban convencidos de que eso exigiría organizar un vasto conjunto de personalidades capaces de movilizar a la opinión pública, de generar nuevos programas, nuevas formas de ocupación del espacio y una acelerada modernización de los sistemas productivos. […] Si bien más adelante sus miembros compartieron algunas actividades y actuaron incluso como delegados de los siguientes CIAM el grupo existió formalmente sólo entre septiembre/octubre de 1937 y julio de 1941.”
Aunque el punto teórico e ideológico más potente lo generan en 1939 cuando publican su Manifiesto (de marcado sesgo surrealista) como separata de la revista Nuestra Arquitectura, y además de sus interesantes planteos urbanos desarrollados para los concursos de Mendoza, San Juan y la ciudad Universitaria de Tucumán, son tres los ejemplos materiales que mejor definirían las preocupaciones del grupo: los Ateliers de Suipacha y Paraguay [1938, C.F.] de Bonet, Vera Barros y López Chas, el Edificio conocido cómo Los Eucalíptus [1941/44, Virrey del Pino 2446, C.F.] de Ferrari Hardoy y Kurchan y el diseño de la internacionalmente reconocida silla BKF [1938, Bonet+Kurchan+Ferrari]. Lo significativo de estas obras reside no sólo en la inventiva de los diseños, o en lo avanzado de sus propuestas técnicas y constructivas, sino en la cristalización de los preceptos modernos aplicados a la realidad local. Los edificios antes mencionados dan cuenta de la habilidad de los arquitectos para enmarcar dentro de la rígida subdivisión de las Leyes de Indias, matriz de las ciudades argentinas, las ideas concebidas para ser realizadas sobre libres y extensos terrenos verdes, sin resignar en el proceso ninguno de sus ideales tanto arquitectónicos como sociales.
Nuevos programas, nuevas ideas, nuevos materiales, nuevas técnicas, nuevos modos de habitar, nuevas formas de apropiación de los espacios, darían como resultado una sociedad nueva. Esa sería la finalidad, que si bien no llegaría a plasmarse con la magnitud ni la escala que todos ellos pretendían, sí generaría una influencia potentísima, que aún hoy en día perdura.

Si no pudiste escuchar a los arquitectos en vivo... escuchalos más tarde.

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